Me he reído muchas veces de la denuncia que desde la capital del reino hacen de presuntas oscuras conspiraciones de las periferias. Zoquetes de pelaje variado ofrecen muchas veces reflexiones disparatadas y alarmismos innecesarios sobre supuestas amenazas de esas periferias siempre nacionalistas según el análisis centralista.
Pero la anécdota que me hacen llegar por correo electrónico roza el esperpento. Vean como trata un analista de El Cultural, responde al nombre de Juan Palomo, la reciente concesión de dos de los Premios Nacionales del Ministerio de Cultura que, casualidades, han recaído en dos escritores gallegos. Cualquier redactor cultural con un mínimo de experiencia sabría identificar la reconocida calidad de la obra de los premiados: uno de los escritores de literatura infantil más destacados en el conjunto del estado y el autor de una obra que marca un antes y un después en el análisis del galleguismo, un intelectual de reconocida brillantez. Valores que para ese analista de El Cultural esconden la supuesta rendición del jurado a una cuota “nacionalista”.
Moda galega se titula la reflexión del castigador de periferias... ¿Estaría más tranquilo este Juan Palomo si le ilustro señalándole que don Justo Beramendi, Premio Nacional de Ensayo, ha nacido en Madrid, aunque ejerza de gallego?
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